Los principales sistemas de calefacción que existen en función del combustible empleado y la forma de transformarlo en energía calorífica son:
- Calefacción de gas natural. La instalación de calefacción de gas natural es una de las más habituales. Es el sistema más cómodo, seguro y económico. Permite evitar los cambios drásticos de temperatura, mantener el calor en todas las habitaciones y, además, es una de las más económicas. Para instalar la calefacción de gas natural, es necesario contar con una caldera de gas y un sistema de radiadores para distribuir el calor.
- Calefacción de gasoil. Como bien dice su nombre, utiliza gasoil como combustible. Si optamos por este tipo de calefacción, necesitamos un depósito de gasoil en la vivienda. Por ello, es un sistema más peligroso que el anterior. También se trata de una de las energías más contaminantes.
- Calefacción eléctrica. Se emplea mucho en la actualidad. No necesita instalación, es limpia y cómoda. Como desventaja, depender de un sistema de calefacción eléctrica supone un coste más elevado que en el caso de la calefacción de gas.
- Calefacción de gas butano. Es económico, pero no demasiado práctico, ya que debemos cambiar las bombonas de butano con bastante frecuencia. Una vez se termina la bombona, nos quedamos sin suministro.
- Calefacción a partir de biomasa. Las calderas de biomasa se alimentan con residuos orgánicos. Aunque la instalación inicial es más cara, a posteriori proporcionan un notable ahorro. Son la alternativa más ecológica.
Una vez hemos elegido e instalado la caldera, debemos seguir las indicaciones recomendadas para mantenerla en un estado óptimo. Además, es importante dejar la reparación y el mantenimiento de estos electrodomésticos en manos de expertos.
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